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Según la forma del hueso podemos agruparlos en siete categorías. La primera corresponde a los huesos suturales o wormianos, los cuales se caracterizan por ser pequeños, planos e irregulares, localizándose entre los huesos planos del cráneo, a lo largo de las suturas, especialmente a lo largo de la sutura lambdoidea que conecta los huesos parietales con el hueso occipital. Tienden a estar dispuestos de forma más o menos simétrica en los dos lados del cráneo, pero no siempre se encuentran. El más conocido es el huesecillo del pterion, el cual se localiza entre el ángulo esfenoidal del hueso parietal y el ala mayor del esfenoides.
La segunda categoría corresponde a los huesos neumatizados, los cuales son huecos o contienen numerosas bolsas de aire. El ejemplo típico es el hueso etmoides, el cual estudiaremos en otro audiovisual.
La tercera categoría corresponde a los huesos cortos, los cuales tienen aspecto de cubo y su interior es prácticamente todo hueso esponjoso. Eso sí, la superficie externa es de hueso compacto. Los carpianos, que forman parte de las muñecas, y los tarsianos, que forman parte de los tobillos, son ejemplos de huesos cortos.
La cuarta categoría corresponde a los huesos irregulares, los cuales tienen formas muy complejas y diversas, con crestas, escotaduras, superficies cortas y planas. Son ejemplos las vértebras.
La quinta categoría corresponde a los huesos planos, con superficies lisas de hueso compacto externo y esponjoso interno. Los huesos planos forman la bóveda craneal, el esternón, costillas y omóplato.
La sexta categoría corresponde a los huesos largos, longilíneos y constituidos por dos epífisis, dos metáfisis, una diáfisis central que incluye la cavidad medular. Son huesos que se localizan en la división apendicular, es decir, en brazos y piernas.
Y finalmente la séptima categoría hace referencia a los denominados huesos sesamoideos, los cuales son pequeños huesos, redondos y planos que se desarrollan dentro de los tendones y muy a menudo se sitúan cerca de las articulaciones, como la rodilla, manos y pies. No todas las personas tienen huesos sesamoideos, pero sí que están presentes siempre en las rótulas.
El sistema esquelético, como decíamos antes, integrado en 206 huesos distintos y por numerosos cartílagos asociados, se diferencia en dos divisiones, la axial y la apendicular.
La división axial está conformada por los huesos del cráneo, tórax y la columna vertebral. Consta de 80 huesos, lo que viene a representar aproximadamente el 40% del total del cuerpo humano. Los restantes 126 huesos forman parte de la división apendicular que comprenden las cinturas escapular y pélvica y los huesos de las extremidades.